El caparazón de la tortuga

Felicidades papá

by Diego, la tortuga sin caparazón | 26 Mar 2020 | Sin categoría | 1 comment

Corría el año 1974. Era 26 de marzo, y del vientre de Guillermina Cardoso cobraba vida Guillermo Cano Cardoso, mi padre.

Se convertía así, en el último de seis hermanos. Todo ello transcurrido en Barajas, mítico pueblo de la Comunidad de Madrid. Aquí comenzaría una de las historias más admirables que jamás he conocido y que, privilegiadamente, sigo conociendo.
Su padre, Manuel Cano, falleció cuando Guillermo apenas tenía cinco años. Esto fue un golpe. Nunca ha sido una persona estudiosa, así que dejó pronto el colegio, concretamente a los catorce años, empezando a trabajar, algo para lo que sí que estaba hecho. Comenzó en un hotel y más tarde pasaría al mundo de la hostelería. Su gran recuerdo en el mundo gastronómico es su paso por el restaurante Rancho Tejano, el cual cerró hace unos años, desafortunadamente. Aún siendo muy joven se unió a Serviembal, una empresa de embalaje que marcaría su vida, y de qué manera.

En su pueblo natal conoció a una hermosa mujer, Pilar, con la que se casaría y formaría una familia. Se mudaron a Torrejón de Ardoz para ello y aún siguen viviendo allí. El 6 de septiembre del 2000 nacía su primer hijo, yo. A su manera ha sabido criarme, y aún sigue haciéndolo. Antes de nacer su segundo hijo, su hermano Miguel falleció en un accidente. Esto marcó mucho a Guillermo, pero también le hizo más fuerte. El diez de julio de 2003 nació Álvaro, su segundo hijo. Fue una decepción para él no tener ninguna niña, es su pequeña espina.

En 2007, un día de mayo cuyo nombre no quiero acordarme, fundó Dalpack Sistemas S.L, después de dejar Serviembal por diversos motivos que no vienen a cuento. La ayuda de su madre y su envidiable valentía, hicieron de esta empresa su pequeño imperio y que, a día de hoy, no conoce su límite.

En 2009 fallecería su madre, mi abuela Guillerma. Este fue su golpe más duro, sin duda, y aún hoy sigue siéndolo. Allá donde esté seguro que está increíblemente feliz por su hijo pequeño y orgullosísima de todo lo que está haciendo por su familia.

Hoy cumple 46 años, de los cuales ha dedicado 19 a sus hijos, y los que quedan. Este artículo es por todas las veces que, muy pesado (hay que decirlo), me has dicho «hazme un bug a mí y no al Nadal ese», y aquí lo tienes, cansino. Aunque también es porque te quiero papá, y, pese a que muy a mi pesar no te lo demuestro, estoy muy orgulloso de ti, de todo lo que has conseguido, y de todo lo que te queda por conseguir.

Me has enseñado a montar en bici; has sido mi entrenador de fútbol (y prefiero que no se vuelva a repetir); llevas pagando toda la vida la educación que intento aprovechar para ser alguien en esta vida, como lo eres tú, y que te sientas orgulloso de mí, que por suerte sé que lo estás; gracias a mamá y a ti puedo disfrutar del deporte y practicarlo todos los días; puedo viajar a Inglaterra o Nueva York sin miedo a no saber comunicarme. En definitiva, soy mejor gracias a ti, al mejor.

No eres el mejor padre posible, ninguno lo es. Pero eres el padre que quiero tener, que tengo y que tendré. Porque, siendo sincero, está muy bien imaginarme en el plató de Movistar Plus narrando un Barça-Madrid, o en un despacho del New York Times, pero, al fin y al cabo, por el momento, son sueños muy lejanos. Por ello, si a día de hoy me preguntan «¿Tienes algo seguro en esta vida?», una de mis respuestas sería: Sí. Sé que mi padre siempre va a estar ahí.

Tenemos tantas diferencias que podríamos ser un tópico como la rivalidad Brasil-Argentina, Francia-España, o El Madrid de la Quinta del Buitre (tu ídolo) y el Barça de Johann Cruyff (el origen de mi pasión por el Barça). Somos un tópico, un precioso tópico, y siempre vamos a pelearnos. Quizás después de escribir esto no tardemos más de una hora en reprocharnos algo, pero así es nuestra relación, y quizás no cambie. Pero siempre nos perdonamos. Así que, papá, ojalá seguir picándonos muchos años más.

Te quiero. Feliz 46 cumpleaños.

P.D: 46 es la unión de 4 y de 6, que suman 10. Esa es la nota que te pongo como persona. Como padre un 9, por ser madridista.