«Las niñas sufren toda la vida el trauma de la envidia del pene tras descubrir que están anatómicamente incompletas».
-Sigmund Freud-.
El machismo es un tema de máxima importancia hoy en día. Prácticamente cada día se habla del machismo, y desgraciadamente también se practica, ya sea en casas, colegios, e incluso en el trabajo. Lo vemos constantemente y muchas veces inconscientemente, ya que nuestra educación siempre ha sido machista. Parece ser que hoy en día y desde hace unos años se están popularizando las manifestaciones feministas y está encima de la mesa redonda del mundo, o al menos de España, como uno de los temas más relevantes de la actualidad.
La RAE define el machismo como:
- Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres.
- Forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón.
Otra definición es la que ofrecen algunos movimientos feministas: conjunto de actitudes y prácticas aprendidas sexistas llevadas a cabo en pro del mantenimiento de órdenes sociales en que las mujeres son sometidas o discriminadas. Un poco más larga esta definición, pero al fin y al cabo la superioridad del hombre es el epicentro de ambas.
Este problema se observa incluso en series de televisión, películas, en las que la mujer es una feliz ama de casa (trabajo que requiere muchas horas, esfuerzo y estrés pese a no estar remunerado) y el marido es quien lleva el pan a la mesa y no colabora en ninguna tarea con su esposa. Aunque, ¿es solo una serie de televisión o una película, o es el reflejo de una sociedad machista? Creo que es más lo segundo.
También las mujeres son discriminadas en el mundo laboral, cobrando generalmente menos que los hombres. Son además víctimas de violencia de género a diario, con cifras que apenas bajan, y hasta en casa sufren machismo. ¿Quién no tiene amigas a las que sus padres no las dejan salir de casa hasta muy tarde, o vestirse de manera atrevida por miedo a violaciones o que se le prohíben cosas y se las controla más que a sus hermanos varones? No digo que se haga a malas, ni mucho menos. Es más, pienso que es para protegerlas, y para más inri, quizás yo también haga inconscientemente lo mismo. Al fin y al cabo, se trata de una discriminación positiva.
Esta discriminación positiva también se ve cuando se sale de fiesta. En muchas discotecas las chicas tienen precios inferiores, a veces entradas gratis, y aunque es positiva, es una discriminación, y en mi humilde y sincera opinión habría que protestar estas medidas a priori feministas, pero que al fin y al cabo no favorecen a la igualdad y dan lugar a discusiones entre ambos sexos por el favor que se le da a uno de los dos.
El machismo en periodismo también está muy presente y resulta raro ver como más de la mitad de mi clase son mujeres (somos 100 más o menos), y lo mismo sucede en las demás clases, y luego trabajen más hombres, al menos en los puestos privilegiados. Por ello vamos a analizar la evolución del machismo en esta carrera la cual nos concierne muchísimo.
Se considera como primer diario al que Julio César hizo colocar en el Foro de Roma, el Acta diurna, en el S.I a.C. En Venecia se vendían en el S.XIV hojas por una gaceta, moneda de este lugar en aquella época. Estas gacetas comenzaron a interesar entre los S.XVIII y XIX a los líderes políticos para influenciar y llevar a su terreno a las masas, que diría Ortega y Gasset.
Según Wikipedia es una profesión antigua. Pues en esta profesión antiquísima se considera como la primera periodista a Elizabeth Jane Cochran, más conocida como Nellie Bly. Esta mujer comenzó su carrera sobre 1880, mucho más tarde del origen de esta profesión.
En España fue Carmen Burgos la primera profesional, la cual fue censurada por el régimen franquista cuando se seguían leyendo sus artículos pese a que había fallecido en 1932. Otra pionera en España fue María Luz Morales, quien fue la primera mujer española en dirigir un diario nacional, La Vanguardia.
Como se puede observar, la mujer siempre ha estado en desventaja respecto al hombre, en todo, y el periodismo no iba a ser esa excepción que confirmase la regla.
Creo que la mejor manera de evidenciar este hecho es a base de ejemplos y el análisis de estos. Por ello el primer ejemplo es el de la mujer ideal, la cara bonita en los medios. En muchas ocasiones, cuando se está viendo un programa en la televisión y en él hay una mujer de colaboradora o presentando, y esta «está buena”, hay personas que dicen, y lo digo por experiencia: “Esa está ahí porque está buena”.
El Chiringuito de Jugones es un ejemplo de esto. “La voz del pueblo” es la encargada de leer tweets de los telespectadores y copresenta junto a Josep Pedrerol. Ha habido tres mujeres en este puesto de este programa y todas ellas con un físico despampanante y envidiable. Sin embargo, todos los tertulianos son hombres, exceptuando a alguna mujer que va de vez en cuando, siempre en minoría.
¿Esto qué quiere decir, que están ahí por su cara bonita? Puede ser, y es fácil juzgar sin indagar en los hechos y pensar a simple vista que no están lo suficientemente preparadas y que hay mejores en su puesto que por su apariencia no gozan de las mismas oportunidades. Pero yo en particular he investigado y con ayuda de Wikipedia he averiguado que Irene Junqueras, primera periodista que trabajó junto a Pedrerol, fue estudiante de periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y antes de ir a la televisión pasó por la radio. Laura Gadea, su sucesora, estudió en la Universidad Europea y ha trabajado en LaSexta y Canal + en España y en Fox Sports y C5N en Argentina, además de hacer programas de radio en este país sudamericano.
Una vez aportado evidencias de su más que sobrada experiencia y preparación, ¿están ahí por su cara bonita? A lo mejor tuvo algo que ver, pero porque el jefe del programa o quien sea que las contrate sea superficial, no cabe duda de que, si a este o esta se le entrega el currículum de ambas periodistas a ciegas, sin ver su increíble físico, las contrataría perfectamente, porque las sobran cualidades.
El caso es que además de ser juzgados por su físico sin mirar también su profesionalismo, la mujer suele ser una actriz secundaria en los programas de televisión o radio, suele ser la subordinada del comandante jefe. Sin embargo, sí existen algunos programas donde la mujer es mayoría, goza de más sillas en la gran mesa, es la principal protagonista, la cara visible de la función. Estos son los programas del corazón como por ejemplo Ana Rosa Quintana, presentadora del programa de Ana Rosa, o Paz Padilla en Sálvame (obviando que esta última no es periodista titulada).
Puede que esto sea por el tópico clásico de que la mujer es una maruja y siempre pone la oreja en las conversaciones ajenas para enterarse de sus problemas y contárselo a su grupo de amigas en los corrillos que forman en las puertas de su casa. Pero la carrera de Ana Rosa es muy dilatada y es una profesional como la copa de un pino, y Paz Padilla lleva años en la televisión y en programas de todo tipo.
También hay otro tipo de programas conducidos por mujeres como El Objetivo de Ana Pastor o Equipo de Investigación de Gloria Serra, ambos en LaSexta. Aunque en cuanto a Ana Pastor hay personas que ingenuamente insinúan que está donde está porque su marido, Antonio García Ferreras, trabaja en Al Rojo Vivo en la misma cadena. Un absurdo que no merece ser replicado.
Estas mujeres que cada vez toman más protagonismo son un trampolín para aquellas que aún no se atreven a saltar a la piscina o creen que estarán oprimidas por siempre. Antes no había mujeres presentando, o no era tan habitual o eran incluso exhibidas (Véase el programa 1,2,3 en el que salían las azafatas sexys y sensuales a las órdenes del presentador). Quizá Mercedes Milá era ese pececito en un acuario lleno de tiburones que ha logrado ser la voz femenina dentro del género periodístico que cada vez es mayor.
Dejando a un lado los programas de radio y televisión, el machismo está latente en anuncios televisivos y en revistas.
En revistas se observa como las mujeres que aparecen tengan esa belleza ideal del S.XXI, aunque sea para anunciar un perfume. De hecho, la revista en la que la mujer es protagonista es una revista en la que se hacen desnudos integrales para las portadas, la ya extinguida Interviú.
Lo mismo ocurre en la televisión. Las mujeres que son protagonistas en anuncios de perfumes, cremas, ropa o preservativos incluso, son sexys y bellas, el aparente sueño de toda mujer. Esto ocurre con los hombres también, así que no es un machismo descarado, sino una persuasión a través del ideal de belleza para comprar esos productos. Donde sí hay un machismo claro es en los anuncios de detergentes. Las mujeres suelen ser las protagonistas de estos, y casi siempre salen lavando la ropa sucia de su hijo, dando a entender, o al menos yo lo entiendo, así como que la mujer es el ama de casa, la que cuida a los hijos mientras el padre trabaja. Aquí también se deduce que intentan inculcarnos el ideal de la familia, el marido y los hijos, y no solo en los anuncios de lejía o quitamanchas, sino en cualquiera como anuncios de coches.
Aquí dejo adjunto de dos anuncios en donde se observa el machismo y el ideal de familia:
Una vez mostrado los ejemplos voy a proceder con los datos demoledores que muestran la enorme desigualdad que aún existe. Me voy a ayudar en los dos siguientes artículos: ¿Cuánto machismo hay en el periodismo? y Periodismo: una profesión con mujeres discriminadas.
En 2015, según el Informe Mundial sobre la Condición de la Mujer en los Medios de Información solo el 27% de los cargos de dirección es ocupado por el género femenino. Una auténtica locura. Y hay más, también datos de 2015, aunque apenas han cambiado en la actualidad, según el Informe Anual de la Profesión Periodística 2015, las mujeres equivalen:
• El 10% de los cargos de dirección en medios impresos
• El 7,8% en radio y televisión
• El 3,9% en medios digitales
Apenas tienen relevancia en cada sector del periodismo, dejando en evidencia a la profesión y a los profesionales que protestan la desigualdad con anuncios y escritos, pero sin resultados como podemos observar.
En el artículo de El mundo ya citado, cuya publicación data del 14 de diciembre del año anterior, es decir, bastante reciente, se puede analizar la situación de la mujer en el periodismo a través de una gráfica publicada en el Informe Anual de la Profesión Periodística de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM):

El paro en el periodismo lo representan el 64% de mujeres y el 36% restante de hombres, y de los que trabajan, el 83% de los hombres goza de un contrato indefinido mientras que en las mujeres el 70%, un 13% de diferencia que parece poco hasta que lo multiplicamos por los millones de periodistas que hay en nuestro planeta. En España hay unas cinco mil mujeres en paro, mientras que en el sexo opuesto hay poco menos de 3000. Esto es una gran diferencia teniendo en cuenta que en las universidades estudian un 20% más de mujeres que de hombres.
Ahora, fijándonos en la tabla podemos apreciar que hay mayor cantidad de mujeres trabajando por los sueldos inferiores y a la hora de otorgar puestos de élite y de un sueldo importante, es el género masculino quien aventaja de forma clara al sexo femenino. Y, siguiendo los datos otorgados por este artículo de El Mundo, de 80 periódicos investigados, en tan solo 8 de ellos dirige el diario una mujer, y en solo 3 son gerentes. Y en televisión y radio la cosa no cambia. 84 directivos varones por únicamente 13 mujeres, una auténtica barbaridad.
Por ello, mirando todos estos datos y sobre todo sabiendo que más del 60% de las personas que estudian periodismo son mujeres, debería haber muchísima más igualdad e incluso por estadística más mujeres que hombres.
Yo no estoy dispuesto a creerme que de ese más de 60% ni siquiera la mitad esté más cualificada que el 40% al que pertenece el sexo masculino. Es impensable. Por ello, y modificando una frase bastante famosa de Neil Armstrong, hay que dar un pequeño paso para la mujer, dándola más oportunidades, otorgándola responsabilidades y apoyándola mucho más aún, aunque ahora se esté intentando. Si logramos hacer eso, habremos dado un gran salto para la humanidad.
«Una mujer sin un hombre es como un pez sin bicicleta».
-Gloria Steinem-.